Melina.- (lo lindo nunca se trata de una pelotudez)

Si Melina no hubiera cortado el teléfono tan rápido, se hubiera dado cuenta de que lo que le estaban diciendo, era una cosa totalmente diferente a la que estaba entendiendo, pero como ya cortó el teléfono, es ridículo que se lo queramos explicar desde acá.

Se miró en el reflejo de la ventana: “este pantalón me queda como el orto”.Se fue vestida como estaba. Cuando llegó a la puerta se dio cuenta que estaba descalza. Volvió a entrar y se puso unas zapas.

Melina espera el 113 abajo del sol de Enero, sol que para muchos turistas hambrientos de ocio y conflictos familiares / amorosos, significa que terminó una cosa y que vuelve a empezar la cosa misma.
Pero la verdad es que el sol es una de las cosas mas molestas del mundo. Casi más molesta que respetar los tiempos verbales o las tildes.

Melina pensaba en lo que le había costado salir del agujero gris de petit burguesa en el que se había querido meter cuando tenía masomenos 20 años, época en la que se dió cuenta que ser distinta no era tener el pelo rosa con colitas y se tiñó de negro.
Dedujo que la vida se mide en cantidad de pelotudeces hechas por año.
Y pensaba en cómo todas las cosas que alguna vez la emocionaron, ahora se transformaron en pelotudeces.
Sintió el autoboicot. Sintió todo el psicoanálisis, todo él.
Que ganas de pensar pelotudeces.
Defina pelotudez:

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Llegó a la puerta de la casa de Pablo.

Él hablaba de cosas que le pasaban de adolescente, Melina lo miraba, muda.
Las chicas nos sentimos importantes porque tenemos mas herramientas a la hora de desenredar nudos masculinos, porque en el fondo todas somos madres líderes que tiran órdenes, inflando y desinflando egos; creando y destrozando monstruos a nuestro paso.
¿Querés algo? Le preguntó Pablo
¿Tenés una manzana?
Si, tengo.

La manzana hacía ruido a manzana mientras ella mordía, pensó en las manzanas arenosas y se acordó de un chico rubio con el que ella salía cuando estaba en la secundaria, un chico que odiaba las manzanas arenosas. Se calentó. Se tiró encima de Pablo, que le respondió la calentura con harto cariño.

Melina se queda semi dormida en un sillón verde, y sin querer sueña con palabras, conceptos (le contaba unos días después a un amigo) letras que formaban palabras y palabras que formaban conceptos, nada parecido a la realidad física, algo muy parecido a la realidad mental.
No se pudo acordar de que tipo de conceptos eran, o si el sueño era una pelotudez para hacerse la canchera con un amigo, días mas tarde.
Se despertó y vió a Pablo.
La verdad es que es re lindo y muy suave, pensó, mientras cerraba los ojos para volverse a dormir abrazada al cuerpo lampiño de su amante. Antes de cerrar los ojos se preguntó si el amor se trata de lo lindas que nos parecen algunas personas en determinados períodos de tiempo.