Missing words - The Selecter -.cum cleaners.-: ...

Friday, January 30, 2009

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Desde la oscuridad absoluta, la pista de despegue (y aterrizaje) se despega, se recorta del campo visual y entonces levanta vuelo la nave invisible.
Nosotros, todos, adentro de ella pudimos ver como las líneas amarillas que marcaban el centro de la pista se hacían cada vez mas pequeños. Había un poco de viento.
Y volamos, nosotros no podíamos vernos entre nosotros, nosotros estábamos seguros de que estábamos todos juntos pero no había manera de mirarnos.
Y seguimos volando, más rápido, cada vez. Había viento, pero no demasiado.

Pasamos por diferentes paisajes, atravesamos el océano y volvimos a atravesar todo tipo de biomas desde el cielo, no muy alto, todo en cuestión de segundos.

Llegamos a un puente y empezamos a bajar la velocidad, la zona estaba como derruída, pobre, había unos nenes de entre seis y doce años que corrían atravesando el puente, mirándonos, sonriendo y sacudiendo las manos.
Estiro el brazo y siento la cabeza de una nena, tiene el pelo sucio, áspero.
Me bajo, empiezo a caminar. Los demás siguen, se van, ya dejan de interesarme.
Hablo con los nenes en un idoma que mientras lo hablo me sorprende saber.
Ellos de golpe suenan preocupados, me rodean y me llevan de la mano hasta una casa,
todo es muy amarillo, seco, solitario, triste, solo, seco, amarillo, vacío, olvidado, lejos.
Hay unas cabras flacas en la puerta, que parecen alborotarse con nuestra llegada.
La casita queda en el medio de la nada, sólo hay montañas secas y naranjas alrededor.
Entramos.
Los nenes me llevan hasta la cocina, mientras camino no tengo muy claro que es lo que estoy haciendo allí, me resbalo con algo, miro al piso y había una especie de coágulo negruzco, uno de los niños se enoja y corre hasta donde estoy parada, me empuja y me dice que tenga cuidado que eso es lo que queda de su mamá.
En ese momento me quedo seria, lo recuerdo como uno de los momentos mas serios de mi vida, creo que nunca antes había estado tan seria.
La seriedad se transformó en angustia, y la angustia empezó a desaparecer lentamente, los niños me hablaban y yo solo pude balbucear cosas que no fuí lo suficientemente lúcida como para entender.
En ese momento tiraron la puerta abajo unos tipos de uniformes y nos apuntaron con armas.
Yo grité "que no tengo nada que ver con esto chaval, no sé como llegué aquí". Y fué horrible, porqué si sabía cómo había llegado, y si eso estaba pasando era porqué yo lo estaba soñando, y como una idiota me desentendí de todo, dejé a los niños fuera de mi protección, y nada de eso estaría pasando si yo no lo hubiera necesitado soñar. Me sentí irresponsable.
Y apenas dije la palabra chaval, apareció Javier Mateos al lado mío, en culcillas, mirándome, riéndose de mí, diciéndome "jajaja has dicho chaval Ana!" con un acento más venezolano que el de Caridad Canelón.
Y entonces me abrazó, y pude sentirlo cerca de la cara mientras lloraba y me angustiaba.
Y entonces me dijo "tranquilízate, chica, que esta peli ya va a acabarse vale?".

Y entonces sonó el teléfono, y no era nadie, seguramente como mi nombre empieza con la letra A suele ser de los primeros de las agendas incorporadas a los celulares, y, como tantas otras veces por no bloquear al teclado alguien que me tiene agendada me llama sin querer.
Esta vez era Nenet, quien, sin saber me llamó desde algún lado para sacarme de uno de los lugares más raros en los que estuve jamás.

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