Missing words - The Selecter -.cum cleaners.-: Mariela

Thursday, March 15, 2007

Mariela

Mariela, en este momento está en la ducha, y como todos los días, utiliza los dos minutos de espera previos a enjuagar el acondicionador (según las instrucciones del mismo) para repasar los momentos interesantes de su día.

Salió de la ducha, se lavó los dientes, se untó crema humectante en las rodillas –en los codos también- se limó las uñas, y masajeó sus manos con una gotita de crema importada de Noruega, poniendo un particular énfasis en las cutículas. Se revisó las ojeras. Se puso un pijama. Se acostó.

Mariela no podía dormirse. Y no era por el recuerdo de lo que había hecho en el día, que había sido bastante aburrido, para nada particular.

Dio vueltas en la cama. Se levantó. Fue a la cocina, abrió la heladera, y se sirvió un vaso de agua.

Prendió la televisión. Tomó un trago de agua. Apagó la televisión. Se vistió, agarró unos billetes que estaban en la mesa del comedor, llaves, un celular y salió de su casa, en pijama.

Ya en la calle, Mariela camina ansiosa hasta la parada del colectivo, por suerte para ella, el mismo está llegando y corre con agilidad hasta que se sube, pegando un salto. Se siente orgullosa de haber corrido media cuadra y no estar para nada agitada. El colectivero le sonríe, ella lo saluda y pide boleto de setenta y cinco centavos.

El viaje en colectivo se le hace largo y aunque dura cinco minutos, se baja del móvil con cuatro uñas menos.

Camina media cuadra, llega a un edificio, se para delante de la puerta de entrada, aparece un guardia de seguridad que le pregunta si espera a alguien, ella le dice que no, y él le contesta que entonces tiene que retirarse, Mariela cruza la calle y mira fijo hacia un balcón, para ver si lo ve a él, pero no ve a nadie mas que a la familia, y él no estaba, y dónde estará el, porque en su casa evidentemente no. Capaz está durmiendo. Le suena el celular, se sobresalta. Decide no atender.

Se va.

Mariela camina hasta su casa. Llora un poco, tal vez por la impotencia que siente cada vez que se enfrenta a su personalidad tímida e introvertida, tal vez por la incapacidad de expresarse como quiere y cuando quiere. La verdad es que odia ser quien es, y de eso se dio cuenta hace unos minutos, pero lo importante es que ya se lavó el pelo, y que -por supuesto- todavía no es mañana, y mañana-obviamente- será otro día, y por eso la noche de hoy no cuenta. De todo esto, se deduce que esta acción ha quedado baneada del flashback del acondicionador, por lo tanto, lo mejor es olvidarla.

Mariela entiende que hay vacíos de tiempo que no merecen ser llenados.

También descubre que hay momentos destinados al desastre, momentos felices y momentos destinados al relleno.

Lo que ella elige no es importante, y lo que a ella le pasa tampoco. Las cosas son como son. Él no estaba. Él no estuvo nunca, ni va a estar. Pero ella sí. Ella estuvo. Ella está.

Mejor no pensar...
Que esperanza.

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